Elaborado por
Eladio Contreras Reyes, Economista
El agua es el recurso más limitante en la producción agropecuaria, especialmente en la agrícola, por lo que, su ausencia o limitación, se traduce en igual proporción para la generación de bienes de origen agropecuario.
No obstante a lo anterior, aun viendo su gran
importancia, es un recurso que se utiliza con altos niveles de ineficiencia,
generando cuantiosas pérdidas el todo el proceso de su cadena de valor, es
decir, desde la extracción hasta el riego, pasando por el almacenamiento y la
distribución.
Ese alto nivel de ineficiencia genera que se pierda mucha
agua que muy bien pudiera ser aprovechada para mejorar la productividad
agropecuaria, sabiéndose usar, o pudiera ser utilizada en otros sectores de la
economía y/o de la sociedad en sentido general. Diversos estudios establecen
que el mayor impacto en el uso del agua se establece en la agricultura.
Es por ello que, diversos organismos internacionales y
agencias nacionales oficiales ligados al medio ambiente y la producción
agropecuaria, desarrollan permanentemente variadas estrategias para reducir la huella hídrica, que se define como la medida
del consumo y de la contaminación de los recursos de agua dulce para la
producción de un bien o servicio.
La Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO), indica que, alrededor del 70 % del consumo
mundial de agua dulce se concentra en el sector agrícola.
En muchos países, la eficiencia en el uso del agua es
inferior al 50%. Diversas técnicas proporcionan datos sobre el uso del agua,
entre otros aspectos, sobre la pérdida de agua a través de la evaporación del
suelo y la infiltración, y contribuyen a optimizar la programación del riego y
a mejorar la eficiencia en el uso del agua.
La FAO prevé que para el año 2050 las necesidades
mundiales de agua para la agricultura habrán aumentado en un 50 %, para poder
satisfacer la creciente demanda de alimentos de una población cada vez mayor.
Los recursos mundiales de agua dulce están
disminuyendo debido a una mala gestión, un uso indiscriminado y el cambio
climático. En muchas partes del mundo, la escasez de agua y su mala calidad
constituyen un grave problema para la seguridad alimentaria y la sostenibilidad
medioambiental futuras.
La tecnificación como
respuesta eficiente al uso del agua
La tecnificación del riego como el incremento de la productividad del agua a través de la modernización y tecnificación de la agricultura bajo riego. Este desarrollo es necesario para lograr impactos significativos a corto y mediano plazo para un mejor uso y distribución del agua en el mundo, pensando en la importancia que debe de tomar el tema del cuidado de nuestros recursos naturales.
Con la tecnificación del riego, se obtienen varios
resultados que son ambiental y económicamente positivos para los productores
agropecuarios y para la Humanidad en sentido general:
1. Se incrementa el ahorro del agua a través de la
modernización y tecnificación de la agricultura.
2. Aplicación de agua al cultivo en la cantidad, calidad y
oportunidad requerida para optimizar la producción.
¿Qué implica la tecnificación
del riego?
Se debe entender que la tecnificación de riego comprende cualquier tecnología que se implemente
con la finalidad de mejorar el uso del agua en la agricultura. Es decir,
podemos hablar de tecnologías a distintos niveles, siempre y cuando la tecnología
implementada implique una solución a algún problema específico relacionado con
el riego agrícola.
Esto significa que, en lugares donde hay riego por
inundación, incluso el uso de compuertas y canales puede representar un gran
ahorro de agua, en tanto que, donde se utilizan tecnologías de riego más
avanzadas, la incorporación de nuevo sensor puede ser el elemento que genere un
salto cuántico en lo que respecta eficiencia en el uso de agua y/o aumentos de
los rendimientos de los cultivos.
Por tanto, entonces, tecnificar el riego es un camino
de varias etapas, y aunque se pueden brincar varias, lo más común es que ocurra
una evolución progresiva.
El propósito fundamental de aumentar la tecnificación
del riego es conocer cuándo, cuánto y cómo regar, y el parámetro de medición es
la eficiencia productiva del riego, un concepto que nos indica la cantidad de
productos agrícolas obtenidos por cada metro cúbico de agua aplicado.
Por ejemplo, el riego por inundación necesita mucha
menor inversión económica que el riego por goteo, pero requiere de más agua y
se obtiene un menor rendimiento, mientras que con el riego por goteo se aplica
mucha menos agua a cada planta, obteniendo mayores cosechas, debido a que la
eficiencia del riego es mucho mayor, llegando a alcanzar hasta el 95%, mientras
que el riego rodado se queda en el 30% de eficiencia.
La necesidad de la
tecnificación del riego
La tecnificación de riego implica realizar una
inversión económica, pues aplicar tecnología al riego agrícola tiene un costo y
la razón por la cual se hace dicha inversión es porque implica un beneficio
económico para el agricultor, siempre y cuando la implementación se realice de
manera adecuada.
Los principales beneficios del riego tecnificado son:
1) Reducción en el consumo del
agua de riego
La agricultura en el mundo consume el 70% del agua
dulce que se extrae anualmente. En la República Dominicana es mucho más alto
que el promedio mundial, alcanzando el 81%, el consumo industrial es de un 2%,
mientras que, el consumo para agua potable es de 13%.
Ese alto nivel de consumo de agua en la agricultura, y
que, a su vez, se utilice tan ineficientemente es un problema enorme. Los
sistemas de riego de precisión permiten utilizar de manera eficiente este
recurso, alcanzando el 95% de eficiencia con el riego por goteo, mientras que
el riego por inundación tiene una eficiencia del 60% y el riego por aspersión
del 75%.
En diversas zonas agrícolas el agua está siendo cada
vez más escasa, una consecuencia del cambio climático, de temporadas erráticas
de lluvias, de sequias demasiado prolongadas y de infraestructura obsoleta, lo
que está generando mayor conciencia sobre la importancia del agua.
Se debería utilizar el agua como si fuese un recurso
extremadamente costoso, porque lo es, aunque su costo no refleja su valor. Es
hora de comprender que si no hay agua no hay agricultura, y si no hay
agricultura no hay alimentos. Entonces, de cara al futuro la agricultura tiene
el enorme reto de producir más alimentos utilizando menos agua, porque si no se
usa con responsabilidad ambiental e intergeneracional, no hay garantías de que
se tenga en el futuro tal como se dispone al día de hoy.
Ese aspecto es uno de los que le da esa gran
importancia de la implementación de sistemas de riego de precisión.
2) Aplicación localizada de
fertilizantes
Los sistemas de fertirrigación ha convertido la
aplicación de fertilizantes en una labor de mayor exactitud, pues los
fertilizantes van disueltos en el agua de riego y cada planta recibe las
cantidades que necesita para su óptimo desarrollo.
Con un sistema de riego de precisión, como puede ser
el riego por goteo, se puede calcular de manera bastante precisa cuánta agua y
fertilizante se está aplicando a cada planta, con lo que reducimos cualquier
potencial desperdicio, siempre y cuando el sistema de riego esté en buenas
condiciones y no tenga fugas.
Es decir, con los sistemas de riego de precisión se
puede mantener la aplicación de agua y fertilizante en el rango óptimo que cada
planta necesita, de forma tal que no sufran estrés, tanto por falta de agua
como por exceso de agua, ya que una planta que no se ve sometida a estrés puede
expresar su potencial productivo más fácilmente.
3) Mayor calidad de la
producción
Una planta que no está sometida a estrés puede producir
más, pero también, lo que produce es de mucha mayor calidad. Esto es importante
de mencionar porque el estrés hídrico, ya sea por falta o exceso de agua, es
uno de los principales causantes de la disminución de los rendimientos
agrícolas en todo el mundo.
El problema es que algunos tipos de riego, como el
riego por inundación, generan un estrés hídrico enorme. En determinado momento
el cultivo no tiene nada de humedad y después está completamente inundado, y el
ciclo se repite varias veces durante la temporada, afectando la cantidad y
calidad de la cosecha.
Por lo que, con mayor tecnificación de riego, no se
llegan a esos extremos, porque en todo momento se le suministra exactamente el
agua que necesita la planta, de modo que esta no pasa por momentos de déficit
ni exceso de agua en el suelo.
4) Menor pérdida de nutrientes
Los cuerpos de agua dulce, superficiales y
subterráneos, tienen exceso de nutrientes, principalmente nitrógeno, fósforo y
azufre, porque muchos de los fertilizantes que se aplican a los cultivos
terminan lixiviándose hacia el subsuelo o escurriendo hacia los canales y ríos.
Esa situación crea un problema económico y también
ambiental, porque para los agricultores esas sales fertilizantes han tenido un
costo, pero también es ambiental porque provoca un desequilibrio en mayor o
menor medida en los ecosistemas acuáticos.
Los dos problemas antes mencionados son motivos
suficientes razón para promover una mayor tecnificación de riego, siendo el
aspiracional, al riego por micro aspersión o al riego por goteo, que reducen al
mínimo las pérdidas de agua y de nutrientes.
5) Información en tiempo real
Cualquier agricultor que utilice riego por inundación
o por aspersión, no sabe con exactitud cuánta agua está tomando cada planta,
por lo que no dispone de datos que permitan mejorar el riego y la aplicación de
fertilizantes.
Diferente sucede con los sistemas de riego por micro
aspersión y por goteo, donde se facilita mucho la toma de datos, los cuales
sirven para tomar mejores decisiones respecto al riego.
La tecnificación del riego incluye ciertos sensores,
que permite que los agricultores tengan información en tiempo real, que se
traduce en datos muy valiosos que permiten tomar decisiones correctas en campo,
de forma tal que los cultivos siempre se encuentren en su punto óptimo de riego
y fertilización.
Conclusiones y recomendaciones
Los aspectos referidos a la mejora de los sistemas de
riego cada vez son más importantes en la producción agropecuaria, debido, entre
otros, a que, el consumo de agua es un tema permanente de alto interés,
especialmente porque los consumidores son más exigentes con respecto al impacto
de los productos que compran.
En la agropecuaria, las prácticas de gestión del agua
han reducido significativamente su huella hídrica.
Muchos agricultores creen que “gastar” en
tecnificación de riego es algo innecesario, en especial aquellos que se
encuentran en lugares donde llueve con cierta frecuencia, o donde hay
suficiente agua disponible para regar por el método de riego por inundación.
El cambio climático ha venido a cambiar esos viejos
paradigmas de producción, pues hace mucho más riesgosa la producción agrícola
dependiente de las lluvias, por lo que, adquirir un sistema de riego de
precisión no es un gasto, sino una inversión que se recupera rápidamente.
En tal sentido, los productores deben tener la convicción
de que la tecnificación de riego es una
inversión que genera altos beneficios y se recupera relativamente rápido.
Obviamente que cada caso de tecnificación de riego en
unidades productivas debe evaluarse individualmente, ya sea con un plan de negocio o un estudio de factibilidad, para
determinar varias informaciones financieras, especialmente las referidas a la
inversión inicial, los costos de mantenimiento de los sistemas de riego, los
ingresos diferenciados en las unidades productivas generados por el sistema de
riego, entre otros.
Con esos y otros datos se podrán determinar algunos
indicadores financieros para determinar la pertinencia o no de efectuar esas
inversiones.
Los principales indicadores para determinar la rentabilidad de una inversión son el Valor Actual Neto (VAN), la Tasa Interna de Retorno (TIR), que utilizan métodos de descuento, y el periodo de recuperación de la inversión, entre otros.
El autor es economista, con
altos estudios en administración financiera, formulación y evaluación de
políticas públicas, planes, programas y proyectos de desarrollo agropecuario,
rural, industrial y pymes. En su historial en el sector público se establece
que fue Viceministro Administrativo y Financiero del Ministerio de Agricultura
y Asesor del Ministerio de Agricultura de Políticas Públicas Agropecuarias.
Actualmente es el Director Ejecutivo (HONORÍFICO) de la Fundación Economía
& Democracia, Inc., (FUENEDEM).
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